martes, 30 de agosto de 2016

He leído la novela "La regla del oro" de Juana Salabert. 
En las Navidades de 2012, en Madrid, un joyero dedicado a la compraventa del modesto oro familiar de los asfixiados por la crisis, aparece degollado entre unos contenedores de reciclaje en una calle céntrica, con un acusador mensaje cosido al pecho. Unas semanas antes, otros  “compro oro” han sido asesinados de modo similar.
La investigación es si estamos ante un asesino en serie que se ceba con los "compro oro" o ante un demente “lobo solitario”. ¿Qué vincula entre sí a estos muertos, más allá del ejercicio de su profesión? Se encargan de la investigación el subinspector Ernesto Castro y el inspector Alarde, un joven policía sensible e inteligente,  que trata de superar sus propios fantasmas y traumas. La investigación se centra en el complejo comportamiento humano, en las relaciones familiares, en las diferencias sociales.
"La historia me vino, como todas, como un fogonazo –explica la autora-, y fue cuando un señor me dio una propaganda de vendo oro. Para mí el oro es el ejemplo de la metáfora que siempre ha cautivado los sueños de los seres humanos, y llevaba tiempo queriendo hablar de la avaricia que, por otra parte, creo que es lo que hace más desgraciado a un ser humano".

Es una novela ambientada en plena crisis, en la avaricia y en el afán de posesión. En la novela aparecen la crisis, la codicia y también los demonios familiares. Una trama policíaca realista, con un universo humano rico y variado.

No hay comentarios: