miércoles, 2 de diciembre de 2015

“Me llamo Reyes por mi abuela sevillana, pero nací en el corazón de Castilla: Valladolid, donde dicen, se habla el mejor castellano.
Allí estudié, trabajé algunos años, y me casé. Después, me trasladé a Navarra y hace veinte años que aprendo más que enseño de mis estudiantes de la Universidad de Navarra”.
De REYES CALDERÓN he leído: "Las lágrimas de Hemingway"; "Los crímenes del número primo”;”El expediente Canaima”; “El último paciente del doctor Wilson”; “La venganza del asesino par”.
La protagonista de estas novelas es Lola MacHor, de una familia irlandesa que llegó a Bilbao hace bastantes años, que comenzó como profesora de Derecho Penal en la Universidad de Valladolid, que ejerció como juez en Pamplona, que pasa a la Audiencia Nacional y en la última novela la juez Lola MacHor, ha sido nombrada magistrada del Tribunal Supremo. Ella investigará los hechos con la colaboración de Juan Iturri, un inspector español destinado en la Interpol.
El marido describe a la tozuda juez MacHor como “Pelirroja, de piel clara, pecosa. Visceral, llorona, sentimental, ojos claros, marrones con vetas verdes, pómulos marcados, labios finos, caderas, ronquidos insoportables cuando duerme”.
“LA PUERTA DEL CIELO” es la última novela que he leído de REYES CALDERÓN.
Una novela que nos plantea el dilema: ¿existen respuestas a esas dudas del hombre sobre si existe algo más allá, si existe lo que llamamos el cielo y el infierno?
Antes de desaparecer junto a su ayudante americana, el famoso experto astrofísico Lalo Múgica informa a una de sus vecinas de que ha encontrado las claves para abrir la puerta del cielo. Gerardo Vilela, un sencillo profesor de Lengua y Literatura, soltero y aficionado a tocar el oboe, gana una beca que le lleva de Lugo a Madrid. Unas enigmáticas vecinas le realquilan la antigua casa de Múgica. Pero en el ático encuentra un cuaderno escrito por la joven historiadora desaparecida, donde se habla de un acta firmada por Pilatos que narra otra desaparición ocurrida en Judea el año de la muerte de Jesucristo.
Con la ayuda de un cura exorcista vasco, profesor de Escatología en el Seminario Castrense de Madrid y de su secretaria, Gerardo decide seguir el rastro de lo que ha leído en aquel cuaderno. La respuesta seguramente está en Jerusalén. La autora plantea un juego de verdades y mentiras que nos pondrá ante interrogantes permanentes: ¿cómo aventurarse en esa difusa línea que separa ciencia y religión?

No es un tratado de metafísica, no es un ensayo, es, simplemente, nueva novela de Reyes Calderón en la que hay literatura, intriga, misterio, enigmas, reflexiones y también dosis de humor.

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