domingo, 5 de abril de 2015

Leo “NADIE QUIERE SABER”, novela de ALICIA GIMÉNEZ BARTLETT, protagonizada por la inspectora Petra Delicado y el subinspector Fermín Garzón y basada en un hecho real.
Alfonso Siguán, un empresario textil barcelonés de 70 años, a quien le gustaban las prostitutas jóvenes de baja calidad, y que como luego se descubrirá abusó sexualmente de sus tres hijas cuando eran jóvenes, fue liquidado en circunstancias sexuales escabrosas. Su cadáver se halló en su apartamento, adonde había acudido en compañía de una joven prostituta. Las culpas recayeron sobre el chulo de ésta que la usaba para drogar a sus clientes viejos y ricos para robarles, pero fue encontrado muerto a su vez en Marbella, tres días después. Las pesquisas se cerraron en falso. El caso se reabre a instancias de la mujer del empresario porque siente que había algo más en esa historia. Petra y Fermín tienen que investigar un asesinato cometido cinco años antes, que había quedado archivado sin resolver y se enfrentan al silencio temeroso de la única testigo, la prostituta, y al rompecabezas de la vida profesional y familiar del empresario. La investigación se traslada a Roma (homenaje de la autora a sus lectores italianos), donde se destaparán algunos lazos entre la familia del empresario muerto y la Camorra italiana y allí Petra vivirá situaciones de riesgo que son nuevas para ella. Maurizio Abate y Gabriella Bertano serán los inspectores italianos que ayudarán a Petra y a Fermín.
Petra se sigue manifestando como una mujer fuerte, pragmática, competente profesionalmente en un ámbito dominado por los hombres y viviendo las tensiones y complejidades de su nueva familia (se ha divorciado dos veces y se ha casado tres. El tercer marido "aporta" cuatro hijos a una Petra que no ha tenido ninguno). A su lado, como pareja profesional, Fermín Garzón (viudo y casado de nuevo con Beatriz una mujer rica y elegante que lo adora e intenta refinarlo). Es el policía de toda la vida, el hombre de la calle, el perfecto contrapunto para Petra y ambos se complementan muy bien y trabajan en equipo, aunque no quieran admitirlo. Como en una buena novela negra, que lo es, la verdad oculta va aflorando por la sagacidad de la inspectora y la constancia del subinspector. Se llegará a destapar una red de empresas que actúan de tapadera para blanquear el dinero de la mafia.

De la misma autora he leído anteriormente: “Ritos de muerte”;  “Día de perros”; “Mensajeros de la oscuridad”;  “Muertos de papel”; “Serpientes en el paraíso”;  “Un barco cargado de arroz”;  “Nido vacío” y  “El silencio de los claustros”. 

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