viernes, 6 de junio de 2008



Leo "Las Benévolas" de Jonathan Littell.
El protagonista, Maximilien Aue, que fuera oficial de las SS, cuenta su pasado treinta años después. No quiere justificarse sino contar la historia tal como la vivió.El autor revive los horrores de la guerra desde el lado de los verdugos.
La obra comienza con un monólogo en el que el narrador apunta lo que será su largo relato de 900 páginas de letra pequeña, con descripciones minuciosas y sin renunciar a la jerga nazi en las graduaciones militares, las acciones, las estructuras del régimen...
Con "Las Benévolas", Jonathan Littell obtuvo el Premio Goncourt en 2006.
El protagonista, Maximilien Aue es un nazi cultivado, políglota, homosexual, inteligente, melómano, despiadado, frío, asesino, incestuoso, mitómano, de tal marea que pueda ser un personaje tan atractivo como odioso.
Si vive en Francia cuando escribe, es porque huyó de Alemania al acabar la II Guerra Mundial disfrazado de trabajador francés.
El relato comienza con la invasión de Rusia donde sigue a las tropas de la Wehrmach para eliminar toda posible resistencia en operaciones tan planificadas como despiadadas. Relata los años que vive en el frente del Este y en Berlín y los procesos en los que participa para aniquilar a comunistas, opositores y judíos desde su responsabilidad en la organización y desarrollo de la "solución final". En la novela aparecen Eichman, Speer, Himmler, Heydrich, Borman, incluso el propio Hitler, con los que el protagonista tiene relación de una manera o de otra. El protagonista es testigo y parte del genocidio.
Vargas Llosa dice que por esta obra "conocemos cimas más altas de monstruosidad de lo que creíamos" y Jorge Semprún dice que "es una de las grandes novelas de los últimos 50 años".
A mi me ha parecido una muy buena novela, estremecedora y terrible. El autor describe los hechos con el detalle de quien los hubiera vivido como protagonista, lo que no es cierto en este caso, de ahí que se desprenda un valor añadido al texto.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues a mi me pareció un plomo, y mira que la cogí con ganas.
Una de esas novelas escritas a base de fichas, en las que el autor se recrea en dejar patente todo lo que sabe y se ha documentado, prescindiendo de la agilidad. Hay pasajes surrealistas e innecesarios, como cuando se empieza a liar con las graduaciones de las SS. Además, no aporta nada nuevo (incluso la referencia a las Benévolas no es original, décadas antes Primo Levi la había utilizado también en el contexto del exterminio nazi).
Una gran operación de marketing, en definitiva.

Anónimo dijo...

Tu amigo Pepiño es un fenómeno.

Rukaegos dijo...

A mí me gustó, aunque de manera desigual. Me resultó interesante sobre todo el relato de la campaña de Ucrania y el Cáucaso, donde algunos apuntes caen con tanta simplicidad al describir el genocidio que llegan como bofetadas (ese pasaje en el que un joven judío junto a su esposa y dos criaturas, todos ya desnudos y preparados para el asesinato, se acerca a Aue y le dice "Por favor, oficial, maten bien a mis hijos"). Me gustó también la narración de Stalingrado.
Pero también es cierto que en algunos momentos el exceso de información, los listados de graduaciones, etcétera, hacían pesada la lectura.

No tiene nada que ver pero acabo de terminar "El intocable" de John Banville. Magnífica.

Anónimo dijo...

Es cierto que el tema de las graduaciones militares y determinadas descripciones muy prolijas pesan en la lectura, pero no es una obra para leer de una sentada.
A mi me ha gustado, aunque entiendo las "quejas"