miércoles, 14 de mayo de 2008



"EL EFECTO GUGGENHEIM"

Leo el ensayo "EL EFECTO GUGGENHEIM", subtitulado "Del espacio basura al ornamento", de IÑAKI ESTEBAN, editado en 2007 en Anagrama. Un libro interesante para conocer cómo el Guggenheim se ideó "como un ornamento para estetizar una ciudad basura, feista y en crisis". Y cómo "una década después, el museo acoge a un millón de visitantes anuales y se erige como un monumento que ha reinventado el uso, ahora brillante, y el esplendor de una orilla de la ría de Bilbao, antaño negra y maloliente, condenada a la roña por una fábrica en ruinas y un depósito de contenedores".
El texto nos aproxima a una nueva realidad de cómo los centros artísticos inaugurados en España en los últimos años, han incluido los factores de revitalización urbana y el atractivo turístico entre sus justificaciones y objetivos.
El Guggenheim como ornamento "no es una mera superestructura destilada de la forma de producir, sino que aspira a ser un elemento activo y dinamizador, un portentoso lubricante de lo económico y lo político, el catalizador de sus circuitos". Así lo entendió Thomas Krens, director de la Fundación Guggenheim e impulsor del museo de Bilbao y el arquitecto Frank Gerhy para quien la arquitectura significa algo más que un negocio: "es un símbolo y parte de una comunidad".
Si en una determinada zona de la ciudad "se erige un ornamento, el área entera y partes significativas del resto de la ciudad se estetizan por la irradiación de la belleza ornamental. De ahí que sea tan importante la arquitectura y que lo bello no tenga nada que ver aquí con lo desinteresado o los superfluo, si se entiende como inútil, sino como una inversión estratégica para mover la evolución urbana". El ornamento se convierte así en una imagen del consenso social y político y en un poderoso reclamo turístico.Sobre cálculos del año 2006, el millón de visitantes del Guggenheim se gastó 211 millones de euros en comidas, hoteles, compras... contribuyó al mantenimiento de 4.200 puestos de trabajo y dejó unos 29 millones de euros en la Hacienda Vasca. Es significativo que el Guggenheim de Bilbao cuente con una Asociación de amigos del Museo de más de 15.000 miembros.
"Las funciones del ornamento se cumplen mejor con las exposiciones temporales y, una vez vista la rentabilidad de este modelo, el Guggenheim de Bilbao ha optado por seguirlo", un modelo que tiene riesgos y desventajas, porque no hay expuesta una obra fija y estable a la que volver a visitar o para investigarla. Uno puede ir al Prado a mirar “Las Meninas” cuantas veces se quiera, algo que no puede hacerse en el Guggenheim.
Escribe Iñaki Esteban: "El ocio cultural en Europa es materia de Estado: se promueve, se subvenciona y se ofrece pensando en satisfacer a la ciudadanía y en atraer turistas, el negocio en el que están ahora metidas las ciudades. Desde el lado de los ciudadanos se exigen infraestructuras y alternativas de ocio, cada vez de mayores dimensiones y más sofisticadas, para distribuir así el lujo. Lo que antes era territorio de los ricos, como el tenis, el golf o el arte, ha perdido su carácter privilegiado y cualquier persona puede acceder a el gracias a las políticas de bienestar. Como explica Habermas, después de 1945 se produce un pacto de clases por el cual la administración asume el papel de aplacar las diferencias producidas por el mercado, con el fin de descargar a éste de un excesivo peso de las demandas reivindicativas".
Los museos se han convertido en la insignia de muchas ciudades siguiendo la estela del Guggenheim. Aunque hay que tener cuidado, porque no todos los centros de arte o museos disponen de los fondos suficientes para que puedan recibir tal denominación o del potencial económico de la franquicia Guggenheim.
De la importancia que tiene lo que se llama “marketing urbano internacional”, es un ejemplo que tres de las más importantes instituciones museísticas del mundo como el Metropolitan de Nueva York, el Museo de Arte de Filadelfia y el Art Institute de Chicago, tengan hoy una dirección artística y otra empresarial del mismo nivel, algo que comienza a extenderse en alguna institución museística europea.
El ensayo que comento tiene suficientes detalles para conocer mejor la historia del Museo o para saber cómo se ha tratado de dar un contenido vasco con la obra de autores como Chillida y Oteiza o la reivindicación de traslado del Guernica.
El libro concluye con una interesante bibliografía que el autor ha consultado para redactar su ensayo.

4 comentarios:

Raúl dijo...

Hola Jesús.

Yo también lo leí en su momento. De hecho, al ver tu comentario me he acordado que se lo dejé a alguien y no me lo ha devuelto (se lo pediré).

Es muy interesante lo que cuenta Iñaki Esteban (que se ha documentado bastante). Sólo hay que pensar, por un momento, cómo estaba Bilbao antes de la llegada del Museo (y todo lo que alrededor de éste se ha generado) y cómo está ahora.

Ornamento vs espacio basura.

De lo segundo tenemos en esta ciudad bastantes ejemplos, también de cómo no se debe gestionar la política museística.

En fin, me queda el consuelo de tenerlo a una hora de aquí.

Anónimo dijo...

Pero vamos a ver, vosotros no vivís en Santander?
Pues entonces de qué os quejais?
Es una ciudad preciosa. Además teneis a la mujer del Don Vito que patrocina conciertos no?

Rukaegos dijo...

¿Estás seguro de que jugar a organizar conciertos para que los paguen las instituciones públicas es el significado correcto de "patrocinar"? ;-)

Rukaegos dijo...

¿Estás seguro de que jugar a organizar conciertos para que los paguen las instituciones públicas es el significado correcto de "patrocinar"? ;-)