domingo, 20 de abril de 2008



¿OBJECIÓN A ESTUDIAR O INSUMISIÓN A LA LEY?

Si se admite como normal negarse a estudiar una asignatura que se llama “Educación para la ciudadanía y Derechos Humanos”, ¿se admitirá igualmente como normal negarse a estudiar otra asignatura que se llama Matemáticas o Física?
Si se objeta recibir formación de conceptos vinculados a la moral ciudadana, a la ética pública desde presupuestos de conciencia y sobre la base de una intolerable intromisión en el derecho de los padres a formar a sus hijos, ¿admitiríamos como normal que, sobre la base del ejercicio de ese derecho, un grupo de padres proclamaran la necesidad de formar a sus hijos en postulados racistas o xenófobos?
No conviene olvidar o callar que la asignatura “Educación para la ciudadanía” es algo que, con denominación semejante y con contenidos similares, se imparte en los centros escolares de países occidentales de nuestro entorno cultural y geográfico, sin que ello se haya calificado como una expropiación por el Estado de la responsabilidad y el derecho que los padres tienen sobre la educación y la formación de sus hijos.
Es difícil entender y aceptar la argumentación que algunos (pocos) padres y madres esgrimen para considerar rechazable la formación en contenidos éticos, en valores constitucionales y en conceptos que configuran aspectos importantes de la articulación y cohesión de nuestra sociedad.
Con esa argumentación se trata de confundir de manera interesada una visión de la vida y de la persona y, con esa argumentación, se están defendiendo postulados ajenos a los contenidos objetivos de la asignatura “Educación para la ciudadanía”.
Quien con honestidad se haya molestado en conocer y revisar los diferentes textos autorizados que se utilizan para impartir esa asignatura y quien se haya interesado por analizar las pedagogías utilizadas para explicar sus contenidos, habrá deducido que no existe ni manipulación ideológica, ni adoctrinamiento unívoco, ni visión reduccionista de la vida y de la persona.
Si aceptamos que los padres que así lo consideren pueden proclamar su derecho a la insumisión para que sus hijos no estudien la asignatura “Educación para la ciudadanía” o para que no asistan a las clases de esa asignatura, otros padres podrán hacer extensivo su derecho a la insumisión para asignaturas como Geografía o Historia, por si los contenidos de esas asignaturas invaden con ideología doctrinaria la conciencia de los jóvenes alumnos.
¿Se obedece y acepta la norma legal únicamente cuando se está de acuerdo con ella y se rechaza la que no se comparte plenamente?
Frente a la defensa de valores constitucionales de convivencia, tolerancia y respeto, sobran apuestas por la insumisión y la intolerancia.
Nadie pone en cuestión el derecho de los padres a que se respeten sus convicciones religiosas y morales. Pero la asignatura “Educación para la ciudadanía” no entra en esas convicciones, porque se refiere a valores constitucionales, a derechos fundamentales y a contenidos de la ética pública.

(Publicado en "El Diario Montañés", 17.04.08)

10 comentarios:

Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...

He suprimido esos tres comentarios, no porque tenga ánimo de censura o por la discrepancia de sus contenidos. Lo hago porque no son comentarios sino "tentaciones tecnológicas" para intentar cargarse el blog.
Si me lo permitís, os invito a escribir, pero no a incordiar.

Anónimo dijo...

Què lástima, con lo que me gusta a mi incordiar!!


Antetodo, siento no haber podido estar al día, tampoco con el brillante Sertorio.
Sobre el tema de tu último post, y siguiendo mis creencias libertarias y ultra-individualistas te diría que yo dejaría a la gente decidir si quieren estudiar matemáticas o no, del mismo modo que dejaría que decidieran si quieren estudiar esa asignatura de nombre tan largo que comentas.
Si quieren ser tontos allá ellos.
Del mismo modo y siguiendo el mismo principio, si en la escuela, en tanto que grupo de profesores más padres, deciden por mayoría imponer una norma que exiga el estudio de las asignaturas que en ella se imparten so pena de expulsión también están en su derecho.
O sea que tema zanjado. En las escuelas con padres mayoritáriamente del PP no querrán, o sí, y en las escuelas con padres mayoritáriamente del PSOE sí que la estudiarán, o no.
No obligaría a todas las ecuelas públicas a ignorar lo que opinan los padres en cada centro, me parece más tolerante y una forma de ajustar la ley a la realidad.

Eso sí, que se lo paguen ellos.
El menú está subvencionado, los platos especiales no.


Creo que la mayoría de alumnos superarán una hora de adoctrinamiento colectivo del mismo modo que la generación de sus abuelos superaron las horas de adoctrinamiento que sufrieron durante la dictadura de Franco.

Anónimo dijo...

Sotogrande: es grave que confundas los contenidos de educación para la ciudadanía con adoctrinamiento. Me preocupas.

Anónimo dijo...

No tengo ni idea de lo que va educación para la ciudadanía. O sea que poco puedo confundir.

Dije adoctrinar como ejemplo extremo.
En el caso, que la asignatura sea un adoctrinamiento laico-progresista con inoculaciones de odio a las religiones en general y a la católica en particular y con foto de Pablo Coelho sobre pizarra a lo guía espiritual y colección de libros de auto-ayuda en el programa, íncluso en ése hipotético caso límite, los niños y niñas con espíritu crítico y conscientes de lo sagrado de su individualidad saldrán adelante con los problemas habituales.

Es mi modesta opinión, que suele cambiar a tenor de los acontecimientos y ante argumentos bien construidos.

Por la cuenta que me trae, sino mis correligionarios de la Secta de los Iluminados por H.P. Lovecraft en el Séptimo Día me cortarían la cabeza!

Anónimo dijo...

¿ Por qué hay tanto "CA...." que día tras día quiere cargarse el blog?

ERES DEMASIADO EDUCADO

ESOS SI, QUE TENDRIAN QUE ESTUDIAR EDUCACION PARA LA CIUDADANIA!!!!!!!

UN BESO

Anónimo dijo...

Te leo y qué quieres que te diga... que estoy de acuerdo con todo cuanto expones. Creo que esa supuesta manipulación que aterra a algunos padres es mucho más grave en los libros de literatura o historia de nuestras comunidades autónomas de primera línea (naturalmente, P.Vasco y Cataluña) y nadie dice ni mu. Por lo demás, yo me recuerdo en los años 80, no tan lejanos aún, entrando a clase y rezando a la fuerza el padrenuestro para comenzar la jornada; nadie te preguntaba si te apetecía o no, y a ningún juez tarugo ni a ningún padre intolerante le parecía que eso atentara contra los derechos éticos privados de los nenes. ¿De qué estamos hablando? La politización que estamos sufriendo de aspectos fundamentales de la formación y convivencia democráticas empieza a llegar a grados insoportables.
Besos.

Anónimo dijo...

Se te agradece el comentario, Ana